Cuando hablamos de terapia realmente estamos hablando de acciones para mejorar la vida y en esto los espacios son considerablemente influyentes no solo porque acogen y protegen bajo un techo sino porque bien concebidos tienen los componentes necesarios para la confortabilidad y la motivación.
El uso de los espacios, con sus factores arquitectónicos, muebles y complementos decorativos, contribuyen para sentirse animado, con más energía y más sano. El concepto de diseño terapéutico implica disponer cada elemento armónicamente para que las personas se desenvuelvan con facilidad y seguridad a la vez que potencian sus habilidades y destrezas.
En este artículo mencionamos las pautas para diseñar un espacio donde sea posible realizar prácticas terapéuticas y de rehabilitación física.
1-Diseñar un espacio con personalidad facilitadora:
Cuando una persona accede a un espacio destinado para la terapéutica y la rehabilitación bien sea física o mental debe encontrar en el ambiente las condiciones idóneas para sentirse cómodo, seguro y acogido.
El espacio es un, guía, un maestro, un sanador, esto dependiendo del diseño, la configuración arquitectónica, la organización y el amoblamiento, lo que en conjunto crea un ambiente facilitador. Algunos de los requerimientos a tener en cuenta para crear un espacio terapéutico facilitador son:
Disponer las áreas en la proporción adecuada y coherentes con las actividades a ejecutar.
Distribuir el mobiliario de manera que sean posible la libertad del movimiento, la postura relajada y el ánimo centrado en las actividades.
Implementar ayudas y elementos asistenciales que actúen como instrumentos eficaces, accesibles, funcionales y ante todo que promuevan la autonomía.
2- Darle al espacio una imagen provocativa:
Estudios han demostrado que las posibilidades de recuperación física de una persona son mayores si las condiciones espaciales reflejan confort, acogimiento y calidez. Los espacios con personalidad cercana a lo hogareño actúan como un agente de bienestar, deben lucir como atmosferas para experiencias positivas y reparadoras, con un diseño interior centrado en él, cuidado, la protección y el buen ánimo de las personas. Estos espacios deben incluir aspectos como:
Hacer uso del color, aplicado a paredes, muros, pisos y revestimientos, con tonalidades neutras armónicamente contrastadas con colores dinámicos, de manera que el espacio logre una identidad propia.
Incluir mobiliario que por su diseño sea amigable, práctico y funcional, con una estética provocativa, diseñado con líneas curvas y redondeadas. Dispuesto en la cantidad necesaria de manera que al espacio le dé una imagen de amplitud, limpio y equilibrado, en cuanto ala distribución es posible pensar en muebles que faciliten el diálogo y la comunicación.
Utilizar la iluminación que propicie la calma, la relajación, al tiempo que motive a desarrollar las distintas actividades. Espacios abiertos con la mayor cantidad de luz natural y Luz blanca artificial si se quiere transmitir limpieza y favorecer la concentración.
3- Configurar el espacio como un mundo protector:
El lugar donde la persona es respetada, valorada y donde es posible manifestarse integralmente, donde se le apoya para desarrollar más habilidades, se puede definir como un espacio protector. Cumple el rol de un caparazón, así podemos decir que protege, y dependiendo de la manera de como es diseñado también puede ser un abanico de posibilidades. Debe contar con lo siguiente:
Accesibilidad: sobre todo si se atienden a personas con deficiencia en la movilidad, contar con dimensiones y una distribución espacial apropiada.
Implementar una muy buena señalización que permita la orientación fácil clara y autónoma. Clasificar las áreas usando como por ejemplo; los colores, posibilitando que las personas se desplacen y utilicen el sitio con seguridad y confianza.
Introducir áreas al aire libre donde sea posible percibir el ritmo del tiempo, que irradien iluminación natural al interior de las demás áreas, también para que sea posible hacer pausas en contacto con elementos naturales.
Intervenir las barreras arquitectónicas: aquellos elementos que en la construcción del espacio fueron necesarios; columnas, vigas bajas, escalones altos o muy bajos, escaleras, balcones, pisos deslizantes. Deben ser señalizados, cubiertos con materiales protectores que amortigüen los golpes.
4- Darle una apariencia armónica al espacio:
El orden y la limpieza son fundamentales no solo por la buena apariencia e imagen que irradian, sino también y ante todo, porque son herramientas poderosas para la eficiencia, transmiten sensaciones y despiertan emociones.
Cuando en un espacio hay suciedad y desorden aparecen las interferencias para la eficiente realización de las actividades, aparecen los riesgos de accidentes y afloran la desconcentración y la desmotivación. Los siguientes son algunos de los pasos claves para mantener el espacio limpio y organizado:
Eliminar los elementos innecesarios, los que no son imprescindibles.
Darle un lugar adecuado a cada elemento tanto como a los que están exhibidos, como a los que están guardados. La ubicación de cada uno debe ser muy cerca y a la mano de donde se van a usar.
Es muy importante tener el mobiliario(muebles, estanterías, organizadores, escritorios) acordes con los elementos y las actividades terapéuticas.
Liberar el espacio de mobiliario y elementos que fallan, rotos o en deterioro.
El proceso de higiene debe ser constante, permitiendo que los pisos, paredes y en general las superficies luzcan limpias, libres de polvo.
Garantizar que el aroma del espacio es neutro, natural y fresco.
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